Innovación financiera para el bien social.

Por Carlos Espinosa. Cofundador de @El3erEspacio.

Hace poco leía un post sobre la posibilidad de reinventar el concepto de riesgo financiero, lo cual me pareció sumamente revolucionario en finanzas ya que antes de iniciar cualquier negocio, inversión, empresa o incluso aventura personal, tendemos casi automáticamente a evaluar el riesgo de la decisión en función de los beneficios potenciales, y de lo que contablemente se llama criterio prudencial, o bien, ¿cuál es el peor escenario al que nos podemos enfrentar?

La importancia del estudio y su demostración matemática recae sobre el factor de riesgo, y sobre la premisa de que toda transacción en los mercados financieros debe llevar una contraparte que gana ante otra que pierde debido al factor especulativo del mercado.

Si bien las finanzas han venido operando así durante más de 85 años, debemos comenzar a cuestionarnos si el riesgo no sólo se puede diversificar mediante instrumentos de diferentes calificaciones, sino también mediante la repartición del factor especulativo entre los oferentes, y generar más confianza en los sectores y no solo en actores individuales. Un ejemplo de instrumentos que ya operan así aunque en menor escala son son los micro préstamos.

Podríamos estar a las puertas de lo que podrían ser las finanzas compartidas (sharing finances), que generarían valor al inversionista no a través de la especulación sino a través de la confianza de un sector en función del beneficio que aporta a la sociedad.

Los productos derivados operan un poco de esta manera al tener llamadas de margen dentro de un plazo determinado con la finalidad de asegurar las ganancias o limitar la pérdida, sin embargo, siguen estando muy ligados a un factor de especulación de los actores propios de la actividad objeto del producto financiero. Salvo este último detalle, son un buen ejemplo de la repartición del riesgo mediante el establecimiento de márgenes. De esta forma las pérdidas pueden ser cuantificables desde el cía cero de la adquisición del producto.

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Si llevásemos esto a micro escala, ¿podría una calle con 5 negocios y 5 viviendas operar un pequeño mercado de valores regulado por un patronato de la Colonia? Sin duda sería un experimento interesante para aumentar la plusvalía de la vivienda, el ingreso de los negocios y la repartición de la riqueza sin depender del gobierno local.