Emprender como un estilo de vida.
Cuando se habla de emprendedores todos giramos la mirada hacia los grandes rockstars del medio que se han hecho de exhorbitantes fortunas y cerrado tratos multimillonarios con accionistas de renombre. Nos vienen a la mente los nombres de sus más brillantes startups que hoy son empresas que cotizan en la bolsa de valores y tienen cede en cada capital del mundo. Decimos a todos nuestros amigos y colegas que es gracias a ellos y a lo inspirador de sus vidas que hoy decidimos tomar este camino tan difícil de ser emprendedor y nos quemamos las pestañas por ver hecho realidad ese sueño.
Sin embargo, todos ellos son sólo la punta del iceberg, no porque debajo de ellos haya cientos de miles más ricos, sino porque debajo de esa pirámide de unicornios empresariales existe desde hace más de 15 años la figura del freelance o trabajador independiente que antes que fama, dinero, tratos millonarios o autos costosos, busca conservar y mejorar un ESTILO DE VIDA.
El “almighty” google define estilo de vida como el conjunto de actitudes y comportamientos que adoptan y desarrollan las personas de forma individual o colectiva para satisfacer sus necesidades como seres humanos y alcanzar su desarrollo personal.
Vivimos en un sistema cimentado en el modelo donde el significado de crecimiento y bienestar en todos los aspectos socio económicos esta en función de acumular, ganar, producir y vender más. Esto genera en las industrias y los gobiernos un comportamiento dependiente en todo momento de número positivos, de más dinero en la cuenta, más clientes, más autos, más propiedades. Alimentamos la noción de felicidad adorando falsos ídolos y memorizando respuestas equivocadas a preguntas fundamentales cómo ¿realmente necesito esto en mi vida? - Esta relación tan frágil entre la acumulación y el crecimiento es lo que nos tiene desde los 50’s y como pasó en 2008, inflando burbujas financieras que colapsan nuestro estilo de vida cada vez que revientan.
Por este motivo, tomar la decisión de Emprender se ha vuelto no sólo una opción, sino LA RESPUESTA más prudente a la que la gente llega para salirse del sistema de consumo y encontrar refugio y paz mental al cambiar el más por el menos. Desarrollar en nosotros mismos una actitud emprendedora, dejando de lado el modelo de negocio de tu idea cualquiera que esta sea, implica seguir una serie de principios y consideraciones básicas para no desvirtuar esta etapa al caer de nuevo en el ciclo del consumo desmedido y absurdo que termine drenando tus recursos y dejándote con una sensación de desencanto o frustración:
Principio No. 1: Less is more
Aprender a vivir con menos. En mi opinión esta es la base de ser emprendedor/freelance; es más sencillo y natural mesurarse o necesitar menos que consumir y adquirir más de algo. Recordemos en economía la ley del rendimiento marginal decreciente que básicamente dice que a mayor consumo de una unidad adicional de un mismo bien, este produce cada vez menos utilidad hasta que esta se vuelve cero.
Ser mesurado aporta la ventaja competitiva a nuestras vidas de capitalizar los recursos que ya tenemos. Emprender nos ayuda a sacar el mayor provecho y rendimiento de todo cuanto ya poseemos en vez de obtenerlo de nuevos recursos. Es completamente insostenible y contradictoriamente tonto adquirir un producto sólo para que al llegar al final de su vida útil podamos desecharlo sin el conflicto interno de haber hecho un gasto. Sólo capitalizamos nuestra disminución en el grado de necesidad que sentimos hacia un bien en la medida en la que extendemos su vida útil y lo compartimos con alguien más.
El modelo de economía colaborativa hoy en día te permite capitalizar tus bienes y tiempo mediante el uso de algunas de las apps o sitios web más conocidos del mercado. (UBER, AirB&B, Skillshare, etc.), a su vez te permite beneficiarte de las cosas y tiempo de otros para poder invertir menos o no incurrir en costos adyacentes a la posesión de un producto. ¿Has hecho la cuentas de cuánto podrías ahorrar por no tener un auto? si ya lo tienes, ¿Cuánto ganarías por salir a dar un par de vueltas en UBER por las tardes? ¿Cuánto por recibir turistas un par de noches al mes en tu depa? ¿Cuánto ganar por enseñar a alguien sobre carpintería, electricidad o matemáticas en clases breves de media hora? ¿Cuánto ganar por esas prendas casi nuevas que ya no usas y que quitan espacio en tu habitación? - donde en vez de comprar ese mueble caro podrías armar algo tú mismo.
Situaciones así podrían venirse a mi mente muchas más, y la esencia seguiría siendo la misma. Necesitar menos para vivir más ligero y mejor sin tener más artículos de los necesarios (utensilios, ropa, gadgets, etc.)
Ahora bien, vivir ligero no es para todos, y se viene como una tendencia. El éxito en la inserción de cualquier actividad adicional en tu vida y en tu balance financiero dependerá enteramente de la perspectiva que tengas sobre el emprendimiento, si es una forma de hacerte rico o una forma de vivir más tranquilo.
Principio No. 2: Cambiar el global por el glocal.
No encantan las historias de los empleados que empezaron como becarios y la empresa los llevó por el mundo en puestos cada vez más interesantes. A pesar de que hoy siguen existiendo esos casos (¡si lo sabré yo!), cada vez van en aumento aquellos en donde la inestabilidad personal por tanto viaje con horarios asesinos por haber sido lanzados a dar la vuelta al mundo termina destruyendo su vida. Los viajes de trabajo ya no son como en los 80’s, ahora son de ir y venir en tiempo record, sin espacio para descanso y sin disminución de trabajo cuando vuelves.
Emprender permite gozar de los beneficios de la globalización sin tener que dejar el barrio que te encanta o el departamento que amas. Puedes trabajar para clientes o proveedores del otro lado del globo a tu discreción gracias a las comunicaciones, adquirir tus víveres en el marcado del barrio o desde Chicago vía Amazon o Polonia vía eBay. Adiós a la imposición de los viajes: irte a otro país debe ser una decisión enteramente tuya, ya sea para vacacionar o abrirte mercado.
El modelo laboral actual obedece a un modelo de rutas críticas para entregar productos (gente) que a su vez entregan mercancías (bienes secundarios). Hemos sido reducidos a un número más del cual prescindir al otro lado del planeta sólo porque otra moneda es más barata. El valor de la correlación entre el estilo de vida de una persona y los factores macroeconómicos se ha vuelto cada vez más cercana a 1.
- Es hora de comprar en los negocios más cercanos a nuestro hogar.
- Volver a las misceláneas y los mercados de barrio.
- En la medida de lo posible cultivar en casa.
- Empezar a comer más sano.
- Comenzar a involucrarnos en una economía de intercambios en la medida de nuestras posibilidades.
- Reparar nuestros artículos dañados o intercambiarlos por otros si alguien más puede ponerlos de nuevo en marcha, usarlos o reciclarlos en vez de comprar nuevos.
- Si no es posible el punto anterior, comprar de segunda mano o rentarlos.
- Vivir los más cerca posible de nuestros lugares de trabajo, oficinas, espacios de coworking.
- Aprender oficios necesarios para mantener en forma una casa o un espacio vital.
- Aprender primeros auxilios y principios de medicina.
No podemos seguir dándonos el lujo de consumir productos y servicios cimentados bajos los modelos de producción, estándares de calidad y consumo de energía de antaño. La revolución industrial está muriendo y la revolución tecnológica no puede responder a esas reglas.
Principio №3: Tener una escala de valores más congruente.
Por alguna extraña razón, la gente ama ser neutral ante todo, me recuerda mucho a un podcast del Warpig sobre los fans de todo, esta nueva oleada de personas a las que les gusta todo y a su vez todo les molesta. No se puede ser tan neutral e incongruente en la vida. Nuestra escala de valores define el tipo de reacción y opiniones que tenemos ante lo que acontece en el mundo. La forma en la que hacemos negocios también obedece a esto, no conozco a alguien que piense que lo que hizo Mick Islas con su mega fraude en Fondeadora es “muy su problema” cuando la única realidad es que es una “hiper mega chingadera” (y de esos emprendedores conozco varios más y de todos matices).
Es muy fácil ver que hay un nicho de negocio en casi todo a nuestro alrededor si uno es un poquito perspicaz, sin embargo, ello no quiere decir que debamos aprovecharlo si es en detrimento de alguien o de algo, si esto sólo suma un grano más de arena a la tonelada de basura que ya cargamos en nuestras espaldas, si genera más dispersión o desigualdad, o si sencillamente no va con nuestra escala de valores. Sé que específicamente en este punto muchos “listillos” dirán: “Mejor yo que tú”, y esos son justo el tipo de personas por las que el mundo está jodido, son el tipo de personas que son jueces en Shark Tank México y que desde sus sillas Herman Miller opinan como expertos sobre la receta que justamente no está llevando al borde de nuestra extinción, la de comerciar con todo, hasta con nuestras vidas. Y si crees o eres de los que piensas que esto no es así, te recomiendo que mejor dejes de leer esto y vayas a comprar el libro de Carlos Slim y empieces a sentirte millonario sólo porque tienes un fondo de inversión en CETES, porque de mi parte no vas a tener un consejo como: “Sí, ve y vende, vende y vende, el dinero es lo único que importa”.
Nuestros valores son los que al final hacen gala de nuestro “profesionalismo”, también lo hace nuestro manejo de los recursos financieros, humanos y materiales, nuestra puntualidad y el cumplimiento de todo tipo de acuerdos, verbales y escritos. ¿Qué clase de profesionalismo se puede esperar de alguien que tira $5,000 MXN en un coworking sólo por que es bonito o tiene muebles chidos?, claramente cualquiera que tenga costos altos tendrá precios altos, estos hábitos desmedidos de consumo ponen al descubierto nuestra codependencia hacia factores meramente superficiales para sentirnos bien con lo que hacemos (y en México hay una gran número de estos emprendedores, agencias y startups).
Es cierto que una de las premisas de ser emprendedor es hacer lo que amas, sin embargo, y aunque suene cursi, no dañas cuando amas; así que bajo este mismo principio, el tomar decisiones congruentes y moralmente correctas al hacer negocios es sin duda uno de los principios que me gustaría demasiado poder obviar, aún cuando sé con certeza y tristeza que no puedo. Lo que me lleva al siguiente punto,
Principio №4: Meaning before profit.
Cualquier proyecto tiene una voz e imagen propias, así es como en cierta forma nos encantamos con las marcas no sólo por sus productos sino por su filosofía. En este sentido y derivado de los puntos anteriores, un negocio con una visión lucrativa salvaje podría ser a los ojos del mundo un negocio exitoso, ¿pero a costa de qué?, esta es sin duda la pregunta que pone a temblar a todos los CFO’s, ya que es muy difícil más no imposible, empatar una visión de hacer el bien con ser financieramente rentable. Ejemplos de que es posible hay muchos, aunque no tantos como en el sentido opuesto.
No te diré que “sea cual sea el significado de meaning para ti está bien”, la verdad es que si tu proyecto no aporta algo al sentido de libertad de la gente, a la redistribución de la riqueza o al cambio del viejo paradigma de consumo, te recomiendo ampliamente replantear tus objetivos de negocio porque proyectos como el tuyo ya hay miles allá afuera.
Alguna vez hice una pregunta a mucha gente a mi alrededor: ¿cuánto dinero al mes es suficiente para ti?, para mi sorpresa las respuestas fueron variadas y muy dispersas, había desde el que me daba cifras modestas y razones muy generales hasta el que me dio cifras exhorbitantes por razones muy hedonistas y materialistas. Al final el punto no son las cifra o las razones, sino que allá afuera hay alguien dispuesto a todo por alcanzar ese número.
Ser emprendedor se vuelve a veces una terapia, un método de purificación del cuerpo y la mente, es un estado de “brake permanente” para respirar, pensar y dar cada paso a voluntad sabiendo que el camino trazado es enteramente tuyo. Muy a tu pesar y aunque lo niegues, hoy en día el rumbo, el camino y el ritmo al que lo recorres lo dicta TODO menos tú, lo dictan las promociones, las horas pico, los horarios del cine, de los conciertos, la reuniones del jefe, etc.
La gente se independiza para no vivir con prisa, para tomarse su tiempo, ir a su ritmo y no perder de vista todos los demás aspectos importantes de sus vidas. Estas son las actitudes y comportamientos de los que habla la definición de estilo de vida, Ir de prisa es ir con urgencia, quien lleva urgencia se pierde el trayecto y tiene a olvidar cosas, se olvida de vivir.
Hacen falta en el mundo más emprendedores con ánimos de cambiar ellos mismos antes que al mundo. No es que el mundo no importe, es sólo que de nada sirve intentar cambiarlo siendo un cretino codicioso.