Aún creo en el paraíso.

El 3er Espacio
6 min readAug 16, 2016

Cómo Leonardo DiCaprio me jodió la vida.

Escena de la película “La Playa” de Danny Boyle — Año 2000

Parece que fue ayer cuando asistí al estreno de la Película La Playa, y sin embargo han pasado 16 años desde aquél día. Yo tendría 17 años y no ayuda en nada a una adolescencia conflictiva el ser desafiado mentalmente por los conceptos y el mensaje que transmite. Me entusiasma mucho la idea de pensar que las jóvenes mentes siguen siendo desafiadas así por el cine o el arte y sobretodo por esta misma película. Me intriga saber qué pueden lograr ellos con la combinación de herramientas que yo no tuve a mi disposición y un mensaje tan crudo y esencial como es el del “paraíso” para Alex Garland.

En esta nueva vertiente de vender el concepto de aventura como eje central de la idea de ser emprendedor, de seguir tus sueños y salir de la zona de confort, los conceptos como nómada digital, ciudadano del mundo, mochilero y desfronterízate, son la clave para sacarnos de nuestras casas y arriesgarlo todo, un método más si es que el simple hecho de ser dueño de tu tiempo no te ha animado aún.

Trust me, it’s paradise.

Convertirse en emprendedor es una metamorfosis, uno cambia internamente y para siempre. Por más que debido a las circunstancias uno deba hacer el viaje de vuelta a casa o la transición de vuelta a la oficina cuando el fracaso agobia, nada vuelve a ser igual. Es un cambio del que no hay retorno.

Uno camina y camina, va de ciudad en ciudad siempre buscando, escondiéndose o deseando dejar atrás algo. “Aquí es donde los hambrientos vienen a comer, para mi es una generación que atraviesa el mundo en búsqueda de algo que jamás han probado” — Leo. He visto gente estar en CDMX por querer un brake de su trabajo en Hamburgo o querer olvidar la relación que acaban de romper en Cancún durante sus vacaciones, venir buscando sol o simplemente vivir mejor por tener una moneda más fuerte, las playas ¡Obvio! :D y hasta encontrar novia mexicana, incursionar en el mercado latino o reforzar el idioma. No importa en realidad el destino al que llegas por la razón que sea, sino repetirse a uno mismo, “créanme, es el paraíso” — Leo.

Es un ejercicio muy difícil de autoayuda ya que al principio no tienes idea alguna de por qué estás realmente ahí, pero por alguna razón no te sientes perdido, sólo extraño, por eso “nunca rehusar una invitación, nunca resistirte a lo desconocido, no fallar en ser cortés y nunca quedarte más de lo que debes” (Leo) determina la calidad de la experiencia, pensar que hay un destino idílico al final que te repites una y otra vez es sólo el detonante; aventurarte a vivir dependiendo enteramente de tus hábitos, y que al viajar cuestan caro, es una forma de crecer y volverte un mejor emprendedor, pues es sólo hasta que estiras tus límites que aprendes a necesitar menos y lograr más en todos los aspectos, más resultados, más satisfacción, más tiempo libre, etc., “sólo mantén tu mente abierta y succiona todo de la experiencia, y si duele, ¿sabes qué?, es porque quizás valga la pena” — Leo.

Escena de la película “La Playa” de Danny Boyle — Año 2000

You hope and you dream, but you never believe that something is going to happen for you.

¡Qué decir de esto!, cuando te toca, te toca y aunque te quites. Me han preguntado “hasta cuando dejaré de cometer errores tan tontos”, Y la única respuesta que tengo es: ¡jamás!, no porque me agrade cometerlos, sino porque el entorno se defiende, tiende a ser adverso, por regla no estás en tu elemento y siempre habrá consecuencias, el emprendimiento es tierra de nadie y las reglas que aplican para uno no aplican para otro. La gente también tiende a ser muy cruel, vengativa y despiadada, es difícil confiar en alguien porque los valores cada vez son más escasos, la razón ausente y la moral casi nula. Por eso cometer errores es más una regla que una excepción.

Lo único que puedes hacer es aprender de ellos, “porque no es como se ve en las películas, y cuando te pasa, esperas sentirte diferente, más visceral, más real, y yo esperaba sentirme así” — Leo. La triste realidad es que la experiencia es a veces tan fugaz que ni tiempo te da de sentirla o procesarla completamente, el estrago de la sensación y el dolor o alegría por haberla visto nacer y morir es con lo que debemos aprender a lidiar porque es en esas oportunidades que dejamos ir, en esos negocios perdidos, en esos engaños o mentiras creídas que está el conocimiento per se, sin él, atravesar por todo ese martirio se vuelve un sin sentido y hasta una rutina que nos puede llevar al fracaso y a la mediocridad.

Como lo he dicho en otro post: la probabilidad de fracaso es muy alta, la estadística en ese sentido no miente. Esperar a que un buen día el mundo funcione utópicamente es infantil e ingenuo, por más que al interior de la comunidad a la que nos integremos parezca posible, el ser humano siempre fallará en lo esencial, en ver por otros cuando uno mismo se encuentra en riesgo. Quizás por eso le dieron un premio Nobel a John Nash, por un equilibrio basado en la consecución de objetivos comunes ante la búsqueda del beneficio individual. Una idea tan revolucionaria e imposible de aplicar que el sólo hecho de intentarlo debería ser motivo de galardones y celebración.

Al ser emprendedor, uno pensaría que las decisiones son más fáciles porque estás por cuenta propia, sin embargo se vuelven doblemente difíciles porque la división del tiempo es crucial. Al tener gente a tu cargo, su vida gira en torno a tu proyecto y debes hacer empatar su visión del mismo en un cierto nivel a la tu visión para que esa relación no resulte un fiasco (me ha pasado muchas veces), y sobre todo mitigar el hecho de que toda infinidad de situaciones que no controlas te golpearán como una lluvia de meteoros de la que al final no hay escapatoria, lo problemas caerán del cielo y puede que te salves de muchos, incluso del impacto directo de todos; pero de la catástrofe que cause en otros lugares no hay escapatoria, tarde o temprano una ola grande vendrá a tu vida y terminarás empapado.

I still believe in paradise!

Escena de la película “La Playa” de Danny Boyle — Año 2000

¿Qué puedo decir?, aquí es donde Leo me jodió la vida para siempre, ya que en el transcurso de mis días he sido testigo del paraíso, tuve un momento de tanta felicidad hace 6 años, la calma, el descubrimiento, la visión, el viaje, el trayecto, la comida, los problemas, el dolor, el calor; en contraste, la cena, la persona que conocí, la búsqueda de las soluciones, la belleza, la noche, el olor de la lluvia…lo que sentí valió tanto la pena, pues fue uno de esos instantes en los que uno piensa: “Oh Clem! podría morir justo aquí”.

Han pasado 6 años, y el número de problemas que he tenido que atravesar en mi proceso de emprender ha sido superado sólo por la experiencia de saber que mañana será otro día y que me recuperaré, así lo he hecho otras veces y de problemas más grandes, el estrago del paso del huracán no es invisible pero sí calculable. Uno no se vuelve invencible o infalible, sino sabio y experto. Los problemas son en este momento de mi vida la mancha en el mantel de una comida que estoy disfrutando tanto que no me importa siempre y cuando pueda probar un bocado más.

Leo me jodió la vida en esencia porque no puedes vivir del todo libre sin comparar con ese momento todo cuanto llega a tu vida todo el tiempo. Uno pensaría que la comparación siempre será injusta, pero es ahí donde destaca la virtud más bella del paraíso, que dejando de lado la visión Dantesca de un lugar al cuál solo se llega después de atravesar y ser testigos de las atrocidades más crueles de la humanidad, el paraíso ahora sé que no es un lugar que se deba buscar, porque no es a dónde vas sino cómo te sientes por un momento en tu vida; y si logras encontrar ese momento, durará para siempre” — Leo.

Siempre habrá paraísos esperando ser descubiertos. Sigo en búsqueda de ellos y deseando volver a aquel del que les hablé. Sólo hay que emprender el viaje y echar a andar tu proyecto, al diablo todos y todo lo demás.

Por Carlos Espinosa, cofundador de El 3er Espacio

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